Add parallel Print Page Options

Abunda la maldad en Jerusalén
como abunda el agua en el mar.
No se oye hablar en ella
más que de violencia y destrucción,
ni se ve ninguna otra cosa
que no sean heridas y dolor.
¡Cambien de conducta,
habitantes de Jerusalén!
De lo contrario, los abandonaré
y convertiré su país en un desierto».

El poderoso Dios de Israel anuncia:

«Los israelitas que queden con vida
serán buscados por todas partes
hasta que no quede uno solo.
Será como cuando, en una viña,
se rebuscan todas las uvas
hasta que no queda un solo racimo».

Read full chapter